No hay nada que lo evite: el
desempleo es un torrente de emociones y altibajos impredecibles. Aunque uno
cuente con ahorros a granel, buenas perspectivas laborales y un buen paquete de
indemnización, son pocos los que logran escaparle a “la depre” del
desempleo. Si bien no está en sus manos modificar la naturaleza impredecible de
este inestable trayecto, hay pasos que usted puede seguir para manejar mejor
sus reacciones ante las mesetas y montañas que inevitablemente va a atravesar.
He aquí sugerencias para ayudarlo a dominar la ansiedad del desempleo y
retomar su normal vida laboral lo más rápido posible!
- Llame
al enemigo por su nombre y domínelo:
en lugar de dar vueltas con una sensación de ansiedad vaga pero constante,
trate de dilucidar cuáles son las cosas específicas que más lo preocupan.
Al enfrentar lo que de hecho más teme (léase inestabilidad financiera,
inquietudes respecto de que nunca va a volver a encontrar un puesto
comparable, etc.), verá qué tan razonables son sus miedos y así empezará a
elaborar un plan para enfocar esos temas. Con el apoyo de especialistas
(coachers de carrera) lo hará en forma rápida.
- Huya
de las personas negativas: la gente pesimista
y tóxica lo único que hará es reafirmar y reforzar sus peores temores.
Júntese con amistades y colegas que piensen más en usted que usted mismo:
sus sugerencias lo inspirarán, habilitarán y animarán para seguir adelante
ante los contratiempos. Sin embargo, hay veces en que los más
bienintencionados no saben qué decir y terminan diciendo algo equivocado.
Quienes estamos entrenados para dar esa contención, reemplazamos consejos vagos por instrucciones
prácticas.
- Concéntrese
en lo positivo: si bien usted no
puede cambiar los acontecimientos, sí
puede cambiar su forma de reaccionar ante ellos. En vez de
concentrarse en los puntos negativos de su situación, tenga en cuenta el
lado positivo del desempleo. Ya se trate de la oportunidad de pasar más
tiempo con sus hijos, la posibilidad de explorar nuevos rumbos para su
carrera laboral o simplemente poder dormir hasta más tarde de las 6 de la
mañana, no hay duda de que siempre hay algo positivo para reconocer
durante esta difícil transición.
- Manténgase
ocupado: no hay nada más deprimente
que mirar una agenda vacía. Programe sus
actividades de búsqueda laboral (por ejemplo: de 10 a 12 de la
mañana, hacer llamadas a posibles empleadores; de 2 a 4 de la tarde,
trabajar en la revisión del C.V., etc.) como si fueran compromisos
profesionales normales. Si tiene espacios de tiempo vacante, lea libros o
artículos sobre la nueva forma de buscar trabajo. Si optó por tener
“ayuda” profesional, es parte del día seguir los consejos de
su coach
- Nunca
se compare con otras personas: el
impacto de la pérdida del empleo varía según quién la experimente. Lo
más probable es que un chico soltero de 25 años que todavía vive en casa de los padres
y está pensando en hacer un doctorado reaccione ante la pérdida de manera
diametralmente opuesta a la de una madre viuda de 40 años a la que despiden
del único empleo que tuvo jamás. Y también es cierto que dos personas que
atraviesan situaciones similares pueden tener reacciones diametralmente
opuestas ante una pérdida en común. Cada individuo es único y reacciona a
través de una amplia gama de emociones y conductas; no hay una sola manera
correcta de manejar esta transición.
- Sea
sincero en cuanto a sus emociones:
admitir su enojo, su temor y sus frustraciones ante un coacher de carrera
constituye el primer paso para manejar sus emociones en vez de dejar que
ellas lo controlen a usted.
- Reconozca
que la suerte desempeña su papel en este proceso: si bien es difícil no preguntarse por qué su amigo consiguió
empleo enseguida mientras usted sigue buscando, la respuesta es que la
búsqueda de cada persona tiene su propio ritmo. La suerte, la oportunidad,
los tiempos y coyunturas del mercado y cientos de otros factores inciden
para conspirar de manera misteriosa. Recuerde la consigna: “Dios,
dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para
cambiar aquellas cosas que puedo y sabiduría para reconocer la
diferencia”.
Por último, si su tristeza es
demasiado profunda y no parece mejorar, trate de buscar ayuda psicológica
profesional. El costo de ignorar la depresión puede llegar a ser mayor que el
de seguir un tratamiento. Averigüe qué servicios profesionales ofrece su
prepaga o su obra
social y consiga contención tanto para usted como para aquellos familiares que
se vean afectados por su falta de empleo.
Los programas de “Coaching
de Carrera”, que Ud. puede ver si visita: www.cristinamejias.com
/ área “Servicios a Personas”, ayudan a superar esta
“pálida” y convertir las energías en acciones proactivas para
retomar su normal vida laboral.
Lic. Cristina Mejías
Coacher de Carrera
www.cristinamejias.com |